La segunda entrega de esta historia profundiza en las irregularidades que rodean el proyecto de construcción de Blanca Pedrín en Los Cabos. De acuerdo con reportes ciudadanos y publicaciones recientes, la obra no solo invade una duna costera —hábitat crucial para múltiples especies y barrera natural contra la erosión—, sino que también presenta problemas graves en el manejo de desechos y presuntas violaciones a límites territoriales establecidos por ley.
Lo más preocupante: pese a que el municipio emitió una suspensión de obra, los trabajos continúan. Esto sugiere una posible protección política o una deliberada indiferencia ante las autoridades y la normativa ambiental.
Además, el hecho de que no haya una MIA agrava el escenario. Este documento no es un trámite menor; es el mecanismo legal que protege los ecosistemas frente al desarrollo urbano irresponsable. Al ignorarlo, Pedrín no solo vulnera la ley, sino también la confianza de una comunidad que ha creído en su supuesto activismo.